Jaha pues Diego
Estoy a unos meses de que llegue la fecha en la que planeo cumplir unos de mis más grandes sueños: agarrar la mochila y salir a conocer un poco más del mundo. Mis metas son Bolivia y un poquito de Perú.
Estoy mucho menos ansiosos que años anteriores, porque creo que aprendí la lección de no darlo todo por sentado, ni de tener la seguridad de que va a pasar porque uno nunca sabe lo que puede pasar. A veces las cosas simplemente no se dan, pero siempre hay que creer y nunca dejar de soñar.
Yo todavía sueño, y siempre sueño despierto, es uno de mis pasatiempos favoritos. Me veo mirando el cielo estrellado en el Salar de Uyuni, me veo mirando la ciudad desde el teleférico de La Paz, me veo caminando por las callecitas con aires de pueblo de Sucre, y admirando el paisaje montañoso de ensueño de Potosí. Incluso me veo caminando al costado de las vías del tren hasta llegar al legendario Machu Picchu.
Dicen que es importante visualizar. Imaginarnos que estamos donde queremos. Confiar en que va a pasar, porque tarde o temprano ayuda a que pase. Y yo creo en eso.
Yo quiero que en enero del 2018 pase. Pero esta vez ya no le voy a exigir al mundo ni a mi mismo, solo voy a dejar que pase, aunque claro que voy a poner de mi parte.
Viajar. ¿Qué es viajar? ¿Es simplemente moverse de un lugar a otro o es algo más?
Para mí viajar es soñar, desde ahí empiezan mis viajes. Cuando me entran esas ganas incontrolables de conocer un lugar. Primero comienzo a investigar sobre la cultura, su gente, sus lugares, a ver fotos, a leer experiencias, a ver las ubicaciones en el mapa, a calcular precios, distancias, amo viajar así. Amo verme ahí, amo sentirme en el lugar antes de haberlo visitado.
Entonces viajar no necesariamente comienza al moverse, comienza al transportarse aunque sea mentalmente, es parte del proceso del viaje.
Yo todavía sigo en ese proceso, en ese sueño, con esa meta. Me sigo visualizando, y sigo viajando a lugares que todavía no conozco, porque amo viajar.
Siento que ya es momento de pasar al siguiente nivel, a la siguiente etapa. A la del movimiento. Jaha pues Diego.
Estoy mucho menos ansiosos que años anteriores, porque creo que aprendí la lección de no darlo todo por sentado, ni de tener la seguridad de que va a pasar porque uno nunca sabe lo que puede pasar. A veces las cosas simplemente no se dan, pero siempre hay que creer y nunca dejar de soñar.
Yo todavía sueño, y siempre sueño despierto, es uno de mis pasatiempos favoritos. Me veo mirando el cielo estrellado en el Salar de Uyuni, me veo mirando la ciudad desde el teleférico de La Paz, me veo caminando por las callecitas con aires de pueblo de Sucre, y admirando el paisaje montañoso de ensueño de Potosí. Incluso me veo caminando al costado de las vías del tren hasta llegar al legendario Machu Picchu.
Dicen que es importante visualizar. Imaginarnos que estamos donde queremos. Confiar en que va a pasar, porque tarde o temprano ayuda a que pase. Y yo creo en eso.
Yo quiero que en enero del 2018 pase. Pero esta vez ya no le voy a exigir al mundo ni a mi mismo, solo voy a dejar que pase, aunque claro que voy a poner de mi parte.
Viajar. ¿Qué es viajar? ¿Es simplemente moverse de un lugar a otro o es algo más?
Para mí viajar es soñar, desde ahí empiezan mis viajes. Cuando me entran esas ganas incontrolables de conocer un lugar. Primero comienzo a investigar sobre la cultura, su gente, sus lugares, a ver fotos, a leer experiencias, a ver las ubicaciones en el mapa, a calcular precios, distancias, amo viajar así. Amo verme ahí, amo sentirme en el lugar antes de haberlo visitado.
Entonces viajar no necesariamente comienza al moverse, comienza al transportarse aunque sea mentalmente, es parte del proceso del viaje.
Yo todavía sigo en ese proceso, en ese sueño, con esa meta. Me sigo visualizando, y sigo viajando a lugares que todavía no conozco, porque amo viajar.
Siento que ya es momento de pasar al siguiente nivel, a la siguiente etapa. A la del movimiento. Jaha pues Diego.
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